Hora de escapar

Unete a la Mafia

Los Pantera evacuan el castillo por orden del Jefe. Ahora los Purasangre persiguen a los enemigos. Se acerca el fin.

viernes, 12 de marzo de 2010

Mafia. Capítulo 9. Acusación.

  Saltaron por encima de todos los que les estaban acorralando, dejando que las balas rozaran su cabello con una mueca de preocupación. El tiempo pareció ralentizarse mientras todos los miembros de la mafia levantaban el cuello para seguir su vuelo. El Hombre apuntó con la pistola a la cabeza de Neth, pero en el último segundo se arrepintió y bajo el arma, entonces cogió una viga y de ella creó unas larguísimas pinzas de metal que dirigió hacia los fugitivos, pero estos las esquivaron, y El Hombre se deslizó por ellas para bajar al jardín, un trozo de techo se derrumbó por falta de soporte, pero él estaba dispuesto a no perderlos como a los otros dos, y la persecución continuó. Ahora tenían a un Purasangre detrás. El mismo que les había vencido en el campo de entrenamiento. No podían simplemente correr hasta que les alcanzaran, así que Neth tuvo la idea de pedirle a su compañero la botella de agua, que se la lanzó sin dudar. Entonces el de pelo azul plantó cara a todos sus perseguidores, harto de que todo le saliera mal, y desenroscó los tapones de las botellas con los pulgares al mismo tiempo que abría los brazos velozmente, vaciándolas en el aire. -¡Lluvia metralla!- gritó, y el líquido suspendido en el aire por el movimiento de Neth se dividió en minúsculas gotas que se proyectaron hacia los Pantera a una velocidad de vértigo, como diminutas balas. El ataque dio en el blanco provocando que todos sus enemigos cayeran inconscientes en el suelo, todos menos el Purasangre, que había saltado en el último segundo al conocer la naturaleza del ataque, y siguió corriendo hacia ellos. Neth estaba dispuesto a enfrentarlo de nuevo, y se puso en guardia, pero Yappi le apretó el hombro y le dijo que no iba a dejar que se arriesgara inútilmente a volver a perder, así que huyeron con El Hombre pisándoles los talones. No sabían que desde lo alto del castillo, arriba en el tejado, había una sombra que les observaba, llorando al ver que lo que le habían dicho era cierto. No podía creer que fuera El Hombre, pero allí estaba, huyendo junto a los fugitivos. Todo tenía sentido. Y lo lanzó. Los tres hombres seguían corriendo cuando de pronto vieron acercarse un ataque a toda velocidad, los mercenarios tropezaron y cayeron debido al temblor que provocó y El Hombre apenas tuvo tiempo de saltar hacia atrás para evitar que le diera de lleno.
-¿Qué demonios?-
El polvo se disipó y se oyeron los gritos desde el tejado:
-¡ALTO TRAIDOR!- la cara de Belladonna mostraba una mujer que llevaba varias horas conmocionada.
Su brazo estirado, que era lo que había lanzado, aún estaba en el suelo. El Hombre se sorprendió al ver a su amiga atacándole y llamándole traidor. -¡ACABARÉ CONTIGO!- Donna se agarró del tejado con el otro brazo y se descolgó hasta el jardín estirándolo, al mismo tiempo que lanzó su pierna izquierda como un segundo proyectil. Su cuerpo era de plastilina. El Hombre no tuvo tiempo de reaccionar ante la sorpresa y solo pensó en retroceder, pero el primer brazo se le había enrollado en una pierna sin que él se diera cuenta debido a la confusión. El pie impactó de lleno en el estómago y lanzó al Purasangre decenas de metros hacia atrás, en dirección a la muralla. Los mercenarios no comprendieron nada pero vieron una oportunidad perfecta para escapar, así que se levantaron deprisa con la intención de seguir su camino, pero Donna aterrizó justo a su lado y lanzó el brazo con el que se había descolgado. Yappi reaccionó magistralmente sacando sus tres mecheros y accionándolos, creando un enorme muro de fuego que les separó completamente de los dos Purasangres. Neth quedó anonadado ante el repentino calor y se cubrió la cara, al igual que Donna en el otro lado, que había detenido el brazo justo a tiempo. El muro se erguía como unos cinco metros por encima de sus cabezas y llegaba desde la pared del castillo hasta más allá de donde había caído El Hombre. Todos los miembros que lo vieron empezaron a gritar aterrados y la confusión surgió en el castillo.
-No sabía que pudie…-
-¡Corre!- sentenció Yappi.

***

-Vuélvelo a hacer capullo, y te rajo- gritó Gus lleno de ira.
Craig le había seguido durante unos diez minutos sin que se diera cuenta, o eso era lo que él creía. Al doblar una esquina Gus le estaba esperando con un cuchillo en la mano y se lo puso en la garganta. Al intentar sacar su perfume le cogió la mano y le estampó contra la pared. Le había inmovilizado. Se encontraban en un cuarto medio iluminado.
-Tranquilízate, Guslinger. Solo estaba comprobando una cosa-
-¿Mi paciencia?- respondió con otro grito.
-No, tu conocimiento sobre el traidor- Craig solo quería saber si el Purasangre estaba alerta en todo momento, y así era. Guslinger bajo el arma y se la clavó en el abrigo. Cada una de las correas era el mango de un cuchillo. -¿También te lo dijo el Jefe?- preguntó. –Efectivamente, nos lo ha dicho a todos menos a él- Craig sonrió. Odiaba la soberbia de ese hombre desde que lo conoció, así que estaba contento. –Cuando me lo dijo no me lo pude creer, pero tiene todo el sentido del mundo. Él estaba allí. Los contrató para que todo el mundo creyera que otra mafia nos declaraba la guerra y así él obtener la fama de la victoria, pero el Jefe se lo ocultó a los demás y entonces él los ha liberado ahora para hacerse con el poder. Un plan perfecto, ¿no crees?-
-No todo es tan sencillo- contestó Gus.
-¿Entonces qué pretendes hacer?-
-Propongo ir a hablar con él-
-Yo propongo cazarlo. Debemos detener al Hombre- replicó Craig.
Así que los dos se dirigieron a la sala de descanso donde estaban sus taquillas, y Gus cogió un pañuelo blanco que se anudó al cuello, tapándose la boca, a la vez que Craig se adentró en la elección de sus frascos de perfume, pero al final los cogió todos sin miramientos, ya que con quien iban a luchar era contra El Hombre. Miró a su compañero y vio que éste estaba distraído, así que aprovechó para dejar el sobre que había cogido por la mañana en la taquilla, ya que las órdenes que en él se leían ya las había cumplido. Se había ensuciado un poco de polvo realizando esa misión, así que se lo limpió, se arregló el pelo y se fueron hacia el puente que se encontraba cerca del patio por el que había saltado antes. Desde allí tendrían más posibilidades de encontrarlo. De pronto sonaron todos los altavoces del castillo, y la voz del jefe se oyó alta y clara por todo el perímetro: -Atención miembros de los Pantera, os habla vuestro jefe. Hemos confirmado la presencia de cuatro intrusos en nuestro castillo. Esto es un acto sin precedentes, pero no temáis, si seguís mis órdenes los capturaremos inmediatamente, ¿está claro?- de todos los rincones se oyó una afirmación ensordecedora- Dado que el número de Panteras en el castillo es de setecientos, escuchad bien la distribución. Quiero que cuatrocientos patrullen el castillo en grupos de diez y si encuentran a un intruso avisen a otros grupos antes de atacar. Los quiero vivos en mi despacho. Los demás id al jardín y los heridos diríjanse a la enfermería. Ah, por cierto, quiero que el Doctor Oloront venga aquí inmediatamente. Los demás Purasangre ya saben qué hacer. ¡Vamos!- La afirmación ésta vez fue más grande y todo el castillo se empezó a movilizar. El jefe dejó el micrófono en la mesa y se dirigió a su ayudante Terry: -Prepáralo todo- dijo. -Cómo usted diga, señor-

***

Por un amplio pasillo el Purasangre de piel morena iba dando órdenes sin parar a todo miembro que se cruzara en su camino, dando prioridad a la extinción del muro de fuego que había aparecido en el jardín. No parecía que fuera a dañar ninguna estructura pero no podían dejarlo así, de modo que mandó que cogieran varias mangueras y las conectaran a las cañerías del castillo, y se dirigió al tejado para organizar la operación. Por el fondo apareció Craig y detuvo a Thorn. –Thorn, vengo de ver al jefe.- Thorn se paró a escuchar, respiraba fuerte porque la resistencia no era su fuerte, y tenía que llegar corriendo arriba. –Te escucho- Craig lo miró a los ojos y le dijo sin preocupación que matara a los intrusos. Él asintió después de un momento de duda y los dos se separaron a la carrera, cada uno para un fin completamente diferente. Subido a la cornisa el muro de fuego quedaba a su derecha, así que difícilmente podría haber visto a Belladonna y al Hombre, desde allí empezó a gritar y a señalar para que todos los Pantera pudieran saber donde apuntar con las mangueras, y entonces los vio. Eran dos intrusos corriendo hacia la puerta principal, intentando escapar del lugar, seguramente ellos habían provocado el fuego. Pero Guslinger parecía que también los había visto y se estaba dirigiendo hacia ellos, y no tardó en alcanzarlos. Neth y Yappi maldijeron su suerte porque tenían la puerta principal a poca distancia, ese maldito del pañuelo había aparecido de la nada por su espalda y ahora les impedía el paso.
-Vosotros no sois los mismos de hace un rato, pero supongo que todos estáis metidos en esto-
Neth pensó que se refería al rubio y al viejo de antes, pero no tuvo mucho tiempo para pensar porque enseguida llovieron cuchillos a toda velocidad. A Yappi se le había agotado el gas de uno de sus mecheros, y él había usado las dos botellas en la lluvia metralla. Mientras pensaba, los cuchillos se aproximaban veloces, surcando el aire, acercándose cada vez más, peligrosos. Y al fin, Yappi le dio una patada.

2 comentarios:

Martita dijo...

capitulo leido! =)

jajaja tu siempre cn tu imaginacion llena de poderes extraños eee? jejejej q tio! mira q te gusta! xexexe
Aunque puedo acer una critica? creo q este capitulo lo as exo un pokito largo, no te enfades! XD

aora stoi en la espera dl siguiente capitulo! =)

Vicente dijo...

weno, leido tambien =)

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