Al ver la dirección que tomaban Nethuns y Yappi, Craig y Guslinger decidieron adentrarse de nuevo en el castillo en busca del Hombre, sin saber que éste se encontraba allí en los jardines. Thorn por otra parte, dio la última orden para extinguir el fuego y al girarse vio que efectivamente los dos intrusos iban hacia él. Ninguno de los dos se había percatado de su presencia, y cuando los mercenarios se dieron cuenta de que estaba allí frenaron para evitar el combate, pero no pensaron que clase de poder tendría su enemigo. Pronto descubrieron unas columnas que se alzaban detrás de él, amenazadoras, y los dos intentaron retroceder, pero sus rastas se habían extendido de manera sobrenatural y habían crecido formando tres tentáculos enormes de pelo que el Purasangre proyectó sin contención, destrozando parte del tejado del castillo. Los esquivaron como pudieron pero su desequilibrio fue tal que cuando Thorn junto los tres en uno solo y barrió el lugar con él, no pudieron apartarse, y fueron lanzados como pelotas en dirección contraria a la puerta de salida, al lago.
Aterrizaron cerca de él, en el césped, sin poder levantarse.
El Purasangre, Thorn el Generoso, utilizó sus rastas para elevarse en el aire y empezar a avanzar con ellas, dando la impresión de que lo que se movía era una especie de araña terrorífica, acercándose cada vez más a sus víctimas, y bajando del tejado del castillo poco a poco, hasta alcanzar el nivel del suelo, donde se postró erguido a la espera de que sus contrincantes se levantaran, no sin esfuerzo.
-No escaparéis-
***
El Hombre se levantó del suelo apretándose el estómago, sin poder creer que su compañera le estuviera atacando.
-¡¡Donna!! ¿Qué estás haciendo?- gritó desesperado. Había estado a punto de coger a los fugitivos y de averiguar quién les había ordenado el ataque, pero descubrir las razones de Donna para atacarle le importaba mucho más.
Sin embargo la Purasangre lanzó otra vez su brazo hacia El Hombre, que saltó para esquivarlo. El brazo cambió de rumbo e intentó golpear por la espalda, pero El Hombre se cubrió con los brazos en cruz, amortiguando un poco el ataque, que lo lanzó varios metros en el aire. Cayó cerca de su amiga y pudo ver que sus ojos se habían secado de tanto llorar, y ahora mostraban ira y decepción. No comprendía nada, y empezó a correr huyendo de su compañera, no quería luchar contra ella sin saber porque le estaba atacando, pero conociendo su nivel, sabía que no iba a ser fácil sin hierro, así que utilizó sus últimas reservas para crear dos escudos medianos. Belladonna gritó que no huyera y estiró sus brazos a una velocidad que no había mostrado nunca, éstos empezaron a perseguir al Hombre y no tuvo más remedio que ir evitándolos en su carrera, le rodeaban como serpientes y él saltaba de un lado a otro, utilizándolos algunas veces como plataformas y parando los puños con sus escudos de vez en cuando. Le estaba costando seguir el ritmo de aquellos brazos, que cada vez iban cerrándose a su alrededor más y más. Finalmente consiguió alejarse un poco pero esto solo provocó que Donna estirara los dedos de sus manos, dando la impresión de que un sinfín de cuerdas iban a por él, y no tuvo más remedio que moldear sus escudos y transformarlos en espadas curvas para amenazar a su amiga de que parara si no quería que le cortara las extremidades, pero al ver que la Purasangre no se amedrentaba, el farol quedó al descubierto y empezó a correr de nuevo, intentando pensar. Viendo esto Belladonna empezó a correr tras él sin intención de perderlo, y utilizó sus brazos ya estirados para impulsarse y transformar su cuerpo en una rueda de plastilina que pronto alcanzó al traidor, golpeándole en la espalda, pero allí se había colocado un escudo de hierro sin que ella se percatara, así que llena de rabia deshizo la rueda y le dio una fortísima patada que lo lanzó de lleno contra el puente que llevaba del castillo a la muralla. El choque hizo sus destrozos y al disiparse rápidamente el polvo allí estaba El Hombre con un cilindro de hierro enorme. Ahora podía luchar.
-¿Qué demonios estás haciendo Belladonna? ¿Por qué me estás atacando a mí?-
-¡Me has estado engañando todo este tiempo! Confié en ti, me convertí en tu mejor amiga, ¿y así es como me lo pagas? ¿Traicionando a tu propia familia?- los gritos sonaban agudos, llenos de tristeza, y el corazón del Hombre se encogió. ¿Él era un traidor?
-¡No sé de qué me estás hablando, Donna!- empezó a desesperarse y a perder la compostura. Sus ojos se tornaron cristalinos con la intención de llorar. Pero Donna gritó:-¡Cállate!- Y lanzó los puños nuevamente. ¿Quién le habría dicho que él era un traidor? ¿Y por qué ella se lo había creído tan rápido? ¿Es que la amistad no se basaba en la confianza? ¿Tan poca tenía en mi? Se cogió del puente e impulsó su cuerpo para golpear al Hombre, precipitándolo al vacio, pero éste transformó el enorme cilindro en una cadena y se balanceó de lado a lado por debajo del puente apareciendo a la espalda de su compañera, y transformando nuevamente el metal, lanzó la cadena hacia ella, ahora con una bola en el extremo. El ataque golpeó el suelo fuertemente, dañando a su amiga y haciéndola retroceder, por lo que a continuación, y aprovechando que ella empezó a toser y a parpadear a causa del polvo, él conectó otro golpe, esta vez en su estómago con el metal ahora en forma de bate, lanzándola hacia la derecha, en dirección al castillo.
Belladonna se levantó limpiándose un hilillo de sangre que le resbalaba por el labio.
Seguía sin comprender absolutamente nada, pero si quería descubrir lo que estaba pasando sin perder la vida, primero tendría que inmovilizar a Donna, y luego preguntarle directamente, así que cuando ella volvió a lanzarle los brazos, ataque que, al parecer, no dejaba de repetir por su pronta necesidad de golpear a un traidor con las manos desnudas, él golpeó primero una mano, y luego la otra con el bate, en dirección al suelo. El plan fue transformar el extremo del bate en un grillete con cada bloqueo, y aprisionar sus manos en el puente. Acto seguido fue a gran velocidad en dirección a ella con la intención de utilizar el bate nuevamente y noquearla, pero no contó con el siguiente movimiento de la Purasangre.
Primero, se echó hacia atrás evadiendo el ataque, y luego, enrolló un brazo en el bate y otro en el torso del Hombre, y tiró, arrebatándole el arma.
Lo próximo que vio fue el suelo a muchos metros de altura.
Donna había tirado el metal puente abajo y había estirado su extremidad hacia el cielo con el Purasangre atrapado en ella. Quedó un segundo suspendido en el aire antes de precipitarse contra el puente, y el choque le conmocionó tanto que casi perdió la consciencia. Después de esto Donna lo lanzó sin dejarle un segundo de respiro contra las rejas que bloqueaban la entrada al castillo desde el puente, y utilizó sus dedos para atarle allí, inmovilizándole completamente, crucificado.
El Hombre comenzó a mover la cabeza intentando recobrar la compostura, enfocando la silueta de su amiga en unos ojos casi ciegos por las lágrimas y la sangre.
-Los grilletes son inútiles contra un cuerpo como el mío- dijo, y para demostrárselo, estrechó su brazo y lo devolvió a la normalidad. –Pero tú, estás ahora a mi merced-
De pronto empezaron a salir brazos del torso de Belladonna y golpearon el cuerpo del Hombre en todas sus articulaciones, haciendo que éste gritara.
Nunca la había visto usar su poder de esa forma, pero al fin y al cabo no era muy extraño, teniendo en cuenta el material del que estaba hecho.
-Ahora vas a hablar-
-No- contestó El Hombre. De pronto, en la reja de hierro aparecieron poco a poco multitud de cañones que apuntaron hacia ella.
Los disparos sonaron atronadores y Donna convirtió sus piernas en muelles, lanzándose al aire mientras recogía todos los brazos del torso y las balas de cañón pasaban bajo sus pies a muy poca distancia. Era imposible. Tenía entendido que solo podía moldear el metal con sus manos.
El joven posó su mano en la reja y ésta comenzó a cambiar rápidamente, adquiriendo poco a poco la forma de un nuevo cañón, ésta vez mucho más grande. Aunque estuviera malherido, aún podía luchar contra ella.
Belladonna agrandó su mano en pleno vuelo, y los dos contrincantes dispararon a la vez.
La mano, tan grande como un coche, impactó en la bala de cañón provocando una serie de ondas expansivas que les obligaron a dar un paso hacia atrás a ambos, pero la potencia del disparo hizo que la mujer perdiera en fuerza.
Estaba a punto de ser alcanzada por la bala, cuando se le ocurrió estirar su otro brazo y agarrarse al puente. La sombra del ataque se cernió sobre ella y cerró los ojos. Aquello iba a doler. Pero un rayo de luz le dio esperanza cuando sintió el contacto del puente en los dedos, y entonces tiró de ella misma apartándose de la trayectoria.
La bala cayó en plena muralla, y una lluvia de rocas destrozadas se precipitó en todas direcciones. Todos los miembros que lo vieron creyeron que el ataque al castillo iba a empeorar y entraron en pánico. Ahora sí que se les había ido la situación de las manos.
La derruida muralla permitía ver los bosques y era una entrada para los enemigos.
Belladonna cayó en el puente, también dañado por el combate, y se levantó, echándole la culpa de lo ocurrido al Hombre, que miraba en dirección al desastre con la cara descompuesta. Pero ahí no acabó todo, ya que un segundo agujero se abrió en la muralla, mucho más grande que el anterior, cerca del lago. Ahora casi la mitad de la muralla que tanto habían respetado estaba completamente derruida, y en ese preciso instante, fue cuando el Hombre perdió su entereza.
Aterrizaron cerca de él, en el césped, sin poder levantarse.
El Purasangre, Thorn el Generoso, utilizó sus rastas para elevarse en el aire y empezar a avanzar con ellas, dando la impresión de que lo que se movía era una especie de araña terrorífica, acercándose cada vez más a sus víctimas, y bajando del tejado del castillo poco a poco, hasta alcanzar el nivel del suelo, donde se postró erguido a la espera de que sus contrincantes se levantaran, no sin esfuerzo.
-No escaparéis-
***
El Hombre se levantó del suelo apretándose el estómago, sin poder creer que su compañera le estuviera atacando.
-¡¡Donna!! ¿Qué estás haciendo?- gritó desesperado. Había estado a punto de coger a los fugitivos y de averiguar quién les había ordenado el ataque, pero descubrir las razones de Donna para atacarle le importaba mucho más.
Sin embargo la Purasangre lanzó otra vez su brazo hacia El Hombre, que saltó para esquivarlo. El brazo cambió de rumbo e intentó golpear por la espalda, pero El Hombre se cubrió con los brazos en cruz, amortiguando un poco el ataque, que lo lanzó varios metros en el aire. Cayó cerca de su amiga y pudo ver que sus ojos se habían secado de tanto llorar, y ahora mostraban ira y decepción. No comprendía nada, y empezó a correr huyendo de su compañera, no quería luchar contra ella sin saber porque le estaba atacando, pero conociendo su nivel, sabía que no iba a ser fácil sin hierro, así que utilizó sus últimas reservas para crear dos escudos medianos. Belladonna gritó que no huyera y estiró sus brazos a una velocidad que no había mostrado nunca, éstos empezaron a perseguir al Hombre y no tuvo más remedio que ir evitándolos en su carrera, le rodeaban como serpientes y él saltaba de un lado a otro, utilizándolos algunas veces como plataformas y parando los puños con sus escudos de vez en cuando. Le estaba costando seguir el ritmo de aquellos brazos, que cada vez iban cerrándose a su alrededor más y más. Finalmente consiguió alejarse un poco pero esto solo provocó que Donna estirara los dedos de sus manos, dando la impresión de que un sinfín de cuerdas iban a por él, y no tuvo más remedio que moldear sus escudos y transformarlos en espadas curvas para amenazar a su amiga de que parara si no quería que le cortara las extremidades, pero al ver que la Purasangre no se amedrentaba, el farol quedó al descubierto y empezó a correr de nuevo, intentando pensar. Viendo esto Belladonna empezó a correr tras él sin intención de perderlo, y utilizó sus brazos ya estirados para impulsarse y transformar su cuerpo en una rueda de plastilina que pronto alcanzó al traidor, golpeándole en la espalda, pero allí se había colocado un escudo de hierro sin que ella se percatara, así que llena de rabia deshizo la rueda y le dio una fortísima patada que lo lanzó de lleno contra el puente que llevaba del castillo a la muralla. El choque hizo sus destrozos y al disiparse rápidamente el polvo allí estaba El Hombre con un cilindro de hierro enorme. Ahora podía luchar.
-¿Qué demonios estás haciendo Belladonna? ¿Por qué me estás atacando a mí?-
-¡Me has estado engañando todo este tiempo! Confié en ti, me convertí en tu mejor amiga, ¿y así es como me lo pagas? ¿Traicionando a tu propia familia?- los gritos sonaban agudos, llenos de tristeza, y el corazón del Hombre se encogió. ¿Él era un traidor?
-¡No sé de qué me estás hablando, Donna!- empezó a desesperarse y a perder la compostura. Sus ojos se tornaron cristalinos con la intención de llorar. Pero Donna gritó:-¡Cállate!- Y lanzó los puños nuevamente. ¿Quién le habría dicho que él era un traidor? ¿Y por qué ella se lo había creído tan rápido? ¿Es que la amistad no se basaba en la confianza? ¿Tan poca tenía en mi? Se cogió del puente e impulsó su cuerpo para golpear al Hombre, precipitándolo al vacio, pero éste transformó el enorme cilindro en una cadena y se balanceó de lado a lado por debajo del puente apareciendo a la espalda de su compañera, y transformando nuevamente el metal, lanzó la cadena hacia ella, ahora con una bola en el extremo. El ataque golpeó el suelo fuertemente, dañando a su amiga y haciéndola retroceder, por lo que a continuación, y aprovechando que ella empezó a toser y a parpadear a causa del polvo, él conectó otro golpe, esta vez en su estómago con el metal ahora en forma de bate, lanzándola hacia la derecha, en dirección al castillo.
Belladonna se levantó limpiándose un hilillo de sangre que le resbalaba por el labio.
Seguía sin comprender absolutamente nada, pero si quería descubrir lo que estaba pasando sin perder la vida, primero tendría que inmovilizar a Donna, y luego preguntarle directamente, así que cuando ella volvió a lanzarle los brazos, ataque que, al parecer, no dejaba de repetir por su pronta necesidad de golpear a un traidor con las manos desnudas, él golpeó primero una mano, y luego la otra con el bate, en dirección al suelo. El plan fue transformar el extremo del bate en un grillete con cada bloqueo, y aprisionar sus manos en el puente. Acto seguido fue a gran velocidad en dirección a ella con la intención de utilizar el bate nuevamente y noquearla, pero no contó con el siguiente movimiento de la Purasangre.
Primero, se echó hacia atrás evadiendo el ataque, y luego, enrolló un brazo en el bate y otro en el torso del Hombre, y tiró, arrebatándole el arma.
Lo próximo que vio fue el suelo a muchos metros de altura.
Donna había tirado el metal puente abajo y había estirado su extremidad hacia el cielo con el Purasangre atrapado en ella. Quedó un segundo suspendido en el aire antes de precipitarse contra el puente, y el choque le conmocionó tanto que casi perdió la consciencia. Después de esto Donna lo lanzó sin dejarle un segundo de respiro contra las rejas que bloqueaban la entrada al castillo desde el puente, y utilizó sus dedos para atarle allí, inmovilizándole completamente, crucificado.
El Hombre comenzó a mover la cabeza intentando recobrar la compostura, enfocando la silueta de su amiga en unos ojos casi ciegos por las lágrimas y la sangre.
-Los grilletes son inútiles contra un cuerpo como el mío- dijo, y para demostrárselo, estrechó su brazo y lo devolvió a la normalidad. –Pero tú, estás ahora a mi merced-
De pronto empezaron a salir brazos del torso de Belladonna y golpearon el cuerpo del Hombre en todas sus articulaciones, haciendo que éste gritara.
Nunca la había visto usar su poder de esa forma, pero al fin y al cabo no era muy extraño, teniendo en cuenta el material del que estaba hecho.
-Ahora vas a hablar-
-No- contestó El Hombre. De pronto, en la reja de hierro aparecieron poco a poco multitud de cañones que apuntaron hacia ella.
Los disparos sonaron atronadores y Donna convirtió sus piernas en muelles, lanzándose al aire mientras recogía todos los brazos del torso y las balas de cañón pasaban bajo sus pies a muy poca distancia. Era imposible. Tenía entendido que solo podía moldear el metal con sus manos.
El joven posó su mano en la reja y ésta comenzó a cambiar rápidamente, adquiriendo poco a poco la forma de un nuevo cañón, ésta vez mucho más grande. Aunque estuviera malherido, aún podía luchar contra ella.
Belladonna agrandó su mano en pleno vuelo, y los dos contrincantes dispararon a la vez.
La mano, tan grande como un coche, impactó en la bala de cañón provocando una serie de ondas expansivas que les obligaron a dar un paso hacia atrás a ambos, pero la potencia del disparo hizo que la mujer perdiera en fuerza.
Estaba a punto de ser alcanzada por la bala, cuando se le ocurrió estirar su otro brazo y agarrarse al puente. La sombra del ataque se cernió sobre ella y cerró los ojos. Aquello iba a doler. Pero un rayo de luz le dio esperanza cuando sintió el contacto del puente en los dedos, y entonces tiró de ella misma apartándose de la trayectoria.
La bala cayó en plena muralla, y una lluvia de rocas destrozadas se precipitó en todas direcciones. Todos los miembros que lo vieron creyeron que el ataque al castillo iba a empeorar y entraron en pánico. Ahora sí que se les había ido la situación de las manos.
La derruida muralla permitía ver los bosques y era una entrada para los enemigos.
Belladonna cayó en el puente, también dañado por el combate, y se levantó, echándole la culpa de lo ocurrido al Hombre, que miraba en dirección al desastre con la cara descompuesta. Pero ahí no acabó todo, ya que un segundo agujero se abrió en la muralla, mucho más grande que el anterior, cerca del lago. Ahora casi la mitad de la muralla que tanto habían respetado estaba completamente derruida, y en ese preciso instante, fue cuando el Hombre perdió su entereza.
3 comentarios:
Leido!!!
Por cierto en la parte de (su amiga de que parara su no quería que le cortara las extremidades)
el, SU, sobra no? jeje ;)
Visto y corregido señor Vicente ;)
Muchas gracias jaja...
De nada hombre ;)
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