Hora de escapar

Unete a la Mafia

Los Pantera evacuan el castillo por orden del Jefe. Ahora los Purasangre persiguen a los enemigos. Se acerca el fin.

sábado, 30 de enero de 2010

Capítulo 3. Nethuns.


Nunca antes en estos cinco años de reestructuración social por parte de las mafias se había vuelto a pensar en guerra desde la división del año cero hacía dos años y medio, cuando se decidió mantener la paz entre bandas legales. Ahora, El Hombre se encontraba solo ante un atentado explícito. Dragón no mostraba tener intención de ayudarles, y el gordo que estaba sentado sobre el anda que aún aguantaban dos portadores no parecía contento con la muerte de sus dos súbditos a manos de Gin. El Smoke wall seguía disipándose, pero la situación era clara para las dos partes. Uno contra dos, ya que estaba claro que el que daba las órdenes no parecía estar preparado para la lucha, y aunque El Hombre perteneciera a los Diez Purasangre de los “Pantera” no estaba seguro de vencer si estos enemigos habían sido enviados con el único fin de asesinar a sus camaradas.
-¡Ya no puedes pararlo!- El gordo intentaba reducir la moral de El Hombre para apaciguar su furia. Habían matado a los hermanos Pindell y ahora tendría problemas con su superior si no acababa la misión satisfactoriamente.
-¡Nethuns!- Los trozos de carne y los escupitajos que salían de su boca furiosa se evaporaban al instante, y no dejó de pronunciar infamias mientras el portador trasero soltaba el anda y aparecía de entre las sombras. Ahora mismo solo un hombre aguantaba semejante peso, como si nada. Poco a poco se fue contorneando la silueta del nuevo adversario en las suaves curvas de la noche, hasta que se postró a unos metros de El Hombre, único “Pantera” en pie.
-Por favor, llámeme Neth- apuntó tranquilo -No tengo intención de enfrentarme a ti - dijo dirigiéndose a Dragón – ya que mi único objetivo es matar a este individuo trajeado y volver a mi emocionante rutina, después de completar la misión-.
Nethuns parecía tener sobre la veintena, como El Hombre, y vestía deportivas azules y vaqueros oscuros. Una camisa de botones color cielo terminaba de acentuar la estilística del sujeto. Lo más extraño era su pelo alzado, punzante desde el flequillo hasta la nuca, de color azul oscuro, y su barba de varios días, del mismo color.
-Empecemos- Neth sacó unos puños americanos que se colocó en ambas manos y se abalanzó veloz en un ataque frontal. El Hombre no pudo más que sacar de la manga derecha un puñado de tubos de metal que unió formando un bô para bloquear el puñetazo de Nethuns.
-No bajes la guardia durante el combate ¿De acuerdo?- advirtió Neth.
-¡No te atrevas a darme lecciones asesino!- El Hombre intentó conectar un golpe vertical desde arriba, pero los puños de aquel azulón eran rápidos de verdad. Intentó realizar una defensa circular para frenar la serie de puñetazos que se le venía encima, pero la mayoría pudo entrar en contacto con su cuerpo. Seguidamente golpeó dos veces de manera horizontal a la altura de las piernas para obligar a su adversario a saltar, dejándolo vulnerable en el aire ante un gran golpe de bô, pero Neth pudo contraatacar durante el salto bloqueando el bô con la pierna izquierda y lanzándose en un potente derechazo que tumbó a El Hombre. Este no tardó en levantarse, y mantuvo una guardia fuerte haciendo girar el bô de manera que cubría toda su parte derecha del cuerpo. Neth apretó sus dedos y acarició sus puños americanos, del color del marfil. Su poder residía ahí. El Hombre se lanzó en un baile de combos leves que le permitían golpear los puños americanos a la vez que estos no le golpeaban a él. Pretendía debilitar sus dedos mientras bloqueaba los ataques enemigos. Esta secuencia de movimientos duró aproximadamente un minuto, hasta que Neth desvió un golpe que encajó en el estómago del “Pantera”. Este apoyó una rodilla en el suelo mientras escupía la sangre que brotaba por su garganta a causa del golpe. Se sujetaba al bô para evitar caer, aunque le costaba aguantarse después de semejante golpe.
-¿Quién eres? Deberías ser por lo menos un rango 3 en tu mafia para poder hacerme esto-. Les había subestimado. Estaban completamente dispuestos a llevar la matanza a cabo, declarando la guerra.
-Soy un portador del mensajero principal, nada más-. El Hombre se quedó sorprendido durante un instante. Este no era un combate parecido a los que había librado normalmente, rara vez se enfrentaba a verdaderas piezas. La verdad es que la fama inflaba un poco sus méritos, pero no su orgullo. Dependía de él evitar otra crisis, por lo menos territorial, aunque lo más seguro es que tal crisis adquiriera carácter mundial en poco tiempo si no se lograba parar este combate. El Hombre se puso de pie listo para continuar la batalla.
-¡Vamos!- gritó.
Diversos combos de golpes se sucedieron en el espacio sin bajar la intensidad, aunque se notaba que El Hombre había recibido más daño.
- Creo que es hora de acabar con esta trifulca, trajeado.- Nethuns se alejó unos metros obligando a pausar el combate. Lentamente y con una sonrisa, empezó a sacar un objeto de su bolsillo trasero. Era una botella pequeña de agua. El Hombre abrió los ojos en señal de sorpresa. ¿Qué peligro podía tener una simple botella de agua? Pero en este mundo nunca se sabía. Neth quitó el tapón y comenzó a derramar el líquido mientras balanceaba el envase. Aquello era increíble, el agua se había quedado suspendida en el aire formando un círculo amorfo mientras su controlador meneaba los dedos, habiendo lanzado la botella ya.
-¿Te sorprende mi poder?- preguntó con una sonrisa en los labios - ¡Adelante!-.
Inmediatamente, una pequeña burbuja de agua se separó del tumulto a una velocidad increíble y se pegó en la cara de El Hombre, quedando su nariz y su boca completamente tapadas, impidiendo que el aire entrara en sus pulmones. Ante este momentáneo desconcierto, Nethuns se abalanzó sobre el “Pantera” y le quitó el bô con un hábil gancho de derecha. Ahora estaba indefenso. Todo parecía perdido frente al puño alzado de su contrincante, y estaba empezando a quedarse sin aire.
De repente, oyó un grito en la lejanía. No podía ser, aquella voz procedía de Dragón.
- Toma. Yo me largo-. El joven había arrancado media valla del campo de entrenamiento y se la había lanzado a El Hombre. Al momento su efímero ayudante se esfumó, dejando únicamente un recuerdo de su paso. Neth estaba a punto de conectar el golpe, sus compañeros yacían a unos metros de él, sin intención de levantarse, el gordo mensajero se impacientaba por cantar victoria, y al único portador que le caía tal peso no parecía importarle nada. La valla se acercaba lentamente por el aire, a unos segundos de su mano derecha. Él también tendría que mostrar su poder.
En el mismo instante en que el metal rozó la yema de sus dedos, comenzó a transformarse a gran velocidad, olvidando su antigua forma y convirtiéndose en un nuevo y largo bô de combate. El Hombre golpeó con tal fuerza que hizo retroceder a su oponente, dándole una milésima de segundo para pensar como quitarse esa burbuja, y al deducir que no podía, elaboró otro plan. Calculó que solo le quedaban unos quince segundos de aire, debido al esfuerzo de la lucha, así que tenía que aplicarlo rápido. Esperó a que Neth se acercara para golpear nuevamente y en ese instante, utilizando toda su maestría, rodó por la espalda de su adversario para esquivarle y tomar impulso al mismo tiempo, lo que le iba a permitir golpearle por la espalda para hacerle retroceder lo suficiente. Lo suficiente para poder obtener un poco de metal del bô y crear una pajita para metérsela en la boca y poder respirar, antes de que Neth atacara nuevamente, y así lo hizo, preparado para continuar con la lucha.
-Me parece que ya no necesitaras esto- dijo Neth con un leve giro de muñeca, liberando a El Hombre de la burbuja de agua-. Veo que tienes un extraño poder con el metal, aunque no parece muy poderoso-.
El Hombre estaba exhausto. Había estado a punto de morir ahogado por una burbuja. Si era verdad que él era un Purasangre y su oponente un simple mensajero no podía permitir caer ante él, dejando la mecha de una posible guerra encendida. El Hombre respiró hondo, y empezó a sentir que su sangre hervía ante los insultos que no paraba de recibir su mafia por parte de esos malnacidos. Su poder le había permitido llegar hasta lo más alto de los “Pantera”, y ahora un cualquiera no iba a cuestionarlo. La incertidumbre y la ira, e incluso la preocupación le habían hecho perder habilidad en el combate, pero ahora volvía a tener sus ojos puestos en la victoria.
-Silencio- pronunció tajante.
-Te dije que no bajaras la guardia- la burbuja de agua seguía flotando en el aire- Lluvia Metralla.- El agua se descompuso en diminutas gotas que surcaron el aire a alta velocidad, dando la impresión de que estaban usando una metralleta contra él.
El Hombre había decidido no perder. Se lanzó hacia Neth con decisión empuñando el bô, y realizó un movimiento con él de derecha a izquierda desconcertando a su enemigo ya que a esa distancia no podría golpearle sin recibir la Lluvia Metralla, pero El Hombre transformó el metal en el último segundo e hizo que adquiriera la forma de un abanico, con lo que fue capaz de apartar el ataque de agua de un plumazo sorprendiendo a todos. Si había analizado bien a Nethuns calculó que la defensa que iba a hacer contra un ataque horizontal de su abanico sería un simple puñetazo. El impulso del arma de metal provocó un fuerte choque contra los puños americanos de la mano derecha de Neth. Y en ese momento el “Pantera” sonrió. La cara de extrañado de Neth no sirvió contra la nueva transformación del metal de El Hombre que se cerró en el brazo del mensajero. Era un cepo para osos.
-Aaaaaaaaarrrrrrrrrrrggggghhh- el chillido fue tremendo y Neth se tambaleó.
-Exactamente mi poder es moldear el metal para darle cualquier forma en cualquier momento- el polvo que se había levantado durante el combate empezó a asentarse- y como sospechaba…- El Hombre tuvo que interrumpir la frase debido a que su oponente le iba a conectar un golpe con la izquierda. Sacó el último trozo de metal que se había quedado y lo interceptó con él. –Tu poder reside en tus manos-. Transformó el tubo en una hoz y movió la muñeca hacia el suelo clavándole el utensilio en el dorso de la mano.
Neth cayó al suelo horrorizado, había perdido.
-No utilizas los puños americanos para atacar, sino para proteger tus manos, con las que controlas el agua. No te mataré, pero no vuelvas a menospreciar a un Purasangre-.
Y golpeó su cara con el puño derecho, canalizando toda la rabia que había acumulado. Lo mandó al otro lado del campo, al lado justo del único portador en pie. Había tenido que dejar al gordo en el suelo y eso le había provocado demasiado. El Hombre pronto desfallecería.
-Ahora. Te toca enfrentarte a mí-.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Leido ;D

Levi dijo...

Muchas gracias fiel lector =)

Martita dijo...

leido y releido tb! XD
me encanta! =)

Jordi dijo...

Otro lector que se apunta! =D
Mañana me leo el siguiente capítulo.

Levi dijo...

Gracies Jordi =D

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