Hora de escapar

Unete a la Mafia

Los Pantera evacuan el castillo por orden del Jefe. Ahora los Purasangre persiguen a los enemigos. Se acerca el fin.

miércoles, 20 de enero de 2010

Capítulo 2. Ofensa.


Era ya de noche, y el cielo estaba iluminado por un gran mar de estrellas. Pero en el campo de entrenamiento de los “Pantera” aún permanecían cinco personas practicando. Era un solar cuadrado y enorme rodeado de una alta valla, aunque su puerta siempre se encontraba abierta. Nadie se atrevería a entrar sin permiso en ese territorio. A la derecha dos hombres practicaban en el campo de tiro, y entre ellos y un espadachín haciendo kata con su espada de madera, estaba El Hombre enseñando algunas técnicas a su aprendiz. Todo transcurría con normalidad. Se acercaron a la valla después de varios combos de golpes y surgió una silueta sentada en ella.
-Veo que aún sigues siendo el buenazo de siempre- dijo el joven sentado.
El Hombre se le quedó mirando. Ese chico siempre merodeaba por allí.
-Dragón. Tu ya no eres bienvenido en este lugar, ¿Por qué te empeñas en venir todas las semanas?-
-Merezco ir donde me dé la gana.- El ambiente era denso.
-Desde aquello tu presencia en la organización de los “Pantera” no hace más que molestar. Aún no he reportado tus nocturnas visitas al campo al jefe, pero si sigues desobedeciendo no dudaré en hacerlo.- zanjó amenazante.
De repente el suelo empezó a temblar y todos se quedaron sorprendidos. Parecían pasos de gigante. Desde allí se veía la puerta del campo de entrenamiento, donde empezaba a despejarse la neblina dejando ver una especie de sombra amorfa. Los dos tiradores se quitaron los auriculares y Gin, el espadachín de madera, clavó sus ojos en esa dirección.
-¿Qué es aquello que se acerca, maestro?-dijo el aprendiz de El Hombre.
Por la puerta estaba entrando un anda llevada por cuatro hombres, y encima de ésta, se aposentaba un gordo comiendo un trozo de carne. Dentro ya del campo, se pararon frente a los “Pantera”.
-¿Pero quién se atreve a cruzar dentro del campo? ¿Quiénes sois vosotros?-gritó El Hombre.
Las caras de los portadores se mantenían sombrías ante cualquier palabra.
-Yo soy un simple emisario- contestó el gordo, masticando la carne.
Los miembros de los “Pantera” estaban perplejos ante tal provocación.
-¿No sabes que entrar aquí sin permiso es una propuesta de guerra entre mafias? ¿¡No querrás que los “Pantera” empiecen una guerra contra la tuya!? ¿A cuál perteneces?- El Hombre estaba preocupadísimo. Esta amenaza suponía una guerra clara y abierta, ¿en qué estaría pensando ese gordo?, no alcanzaba a imaginar la magnitud de tal acto, aunque solo fuera un emisario con un mensaje, la regla estaba clara.
El emisario empezó a reír.
-Juajuajua. El que no lo entiendes eres tú. No te importan las razones, solo que no podrás avisar a nadie, ¡por que mi misión es mataros a todos vosotros!-
La única razón que le venía a la cabeza era empezar una guerra intencionada, pero eso no tenía sentido. No de una manera tan precipitada, no en este tiempo de paz entre mafias.
-¡Matadles hermanos Pindell!-
Uno de los portadores traseros pasó delante sin soltar el anda y los dos delanteros la soltaron para obedecer la orden de su señor.
Los dos individuos iban vestidos de traje blanco y eran altos y delgados. Se pusieron tranquilamente frente a los “Pantera” y uno de ellos sacó un cigarrillo. Inmediatamente después su hermano se lo encendió con un mechero que sacó de la manga. Este primero inspiró el humo fuertemente y mientras lo hacía, el del mechero dijo tranquilo:
-Venga. Smoke wall.-
El tipo del cigarro expiró todo el humo que había tragado y creó un línea de humo que separó a los enemigos de los “Pantera”.
-Cuidado chicos, esto es una batalla real, nos han declarado la guerra con este acto, luego haremos las aclaraciones pertinentes y tomaremos las medidas necesarias frente al jefe, pero ahora, toca sobrevivir. No sabemos cuál es el poder del enemigo, así que hay que andar con mucho ojo.-
Cuando acabó la explicación de El Hombre una bala le quitó la pistola a uno de los dos “Pantera” y otra impactó en el hombro del otro mientras las siluetas de los hermanos Pindell salieron del humo, pero cada una en una dirección diferente. Uno hacia los malheridos tiradores, y otro hacia Gin.
El Pindell que amenazaba a los tiradores llegó a su posición con un salto y al aterrizar expiró otra bocanada de humo, cubriéndolos a los tres. Pero Gin tenía su propio contrincante, éste comenzó a intentar golpear al espadachín con los puños, encontrándose con una rápida defensa. Gin reaccionó con una serie de movimientos horizontales que hicieron retroceder al enemigo.
-Veo que eres bueno con la espada. Prepárate-.
-Maestro, tenemos que ayudarles-.
-Tranquilízate. Gin sabe cuidarse solo- el combate continuaba y la nube de humo que cubría a los tiradores seguía intacta- obsérvale y verás porqué lo digo.-
-Pero maestro, él solo es un raso de nivel 9, no puede hacer nada solo con una espada de madera. Si al menos tuviera una con filo-.
-Gin no utiliza una espada con filo por una simple razón-.
En ese momento Gin conectaba un fuerte golpe en el brazo derecho del Pindell. El Hombre se quedó mirando a su aprendiz.
-¿Aún no lo entiendes?-.
-La verdad es que no maestro-.
-Gin tiene un fuerte sentido de la honradez. Y piensa que privar a su enemigo de algún miembro de su cuerpo con una espada afilada es injusto y le da desventaja al contrincante, quitándole la igualdad al combate. Por eso usa siempre una espada de madera-.
El Pindell que se enfrentaba a Gin creó una burbuja de humo como su hermano, pero el espadachín la disipó enseguida que fue cubierto por ella con una estocada horizontal, quedándose el enfrentamiento en calma momentánea.
-Maestro, debo ir a ayudar a los otros-.
-¡No, es demasiado peligroso, no sabes lo que está pasando dentro de esa nube!-.
Pero era demasiado tarde, su aprendiz se había metido de lleno en el ataque del enemigo usando la extrema velocidad que le había enseñado El Hombre.
-Veo que te he subestimado-. Dijo Pindell mientras sacaba una pistola del bolsillo- pero hasta aquí hemos llegado-. Y apretó el gatillo dos veces sin miramientos.
-¡Así quebrantas las reglas de un combate justo!- gritó Gin.
No le alcanzó ninguna.
-E…E…Es im…posible. No puedo haber fallado desde esta distancia…-balbuceó el contrincante, extrañado.
-Es que no has fallado. La verdad es que me has subestimado verdaderamente-.
Entonces Pindell lo entendió.
-¿¡Ha…has desviado los dos disparos solo con tu espada de madera!?-
-Alguien que no respeta las reglas de un combate justo no se merece explicaciones sobre mi técnica-.
En ese momento Gin le propinó un toque en el estómago a la velocidad del rayo, mandando a Pindell dentro de la nube de humo de su hermano.
Dragón no se había movido de su posición, y desde allí veía como Gin y El Hombre se enfrentaban al extraño grupo de mensajeros. Un muro de humo separaba el campo en dos, con el gordo comiendo en una parte y sus antiguos compañeros en la otra. Cuando volvió a mirar, Gin había mandado a su enemigo dentro de la nube de humo que tapaba el combate de los dos tiradores y del aprendiz.
-¡Gin, ellos siguen ahí dentro!-.
Segundos después, la burbuja se disipó y la imagen que salió de ella provocó que se le parara el corazón a los “Pantera”. En el suelo estaban extendidos los cuerpos inertes de los tiradores y uno de los dos Pindell estaba sentado sobre uno, dolorido. El otro hermano sostenía al aprendiz por el cuello.
-Eso ha sido muy fuerte-contestó el que se había enfrentado a Gin.
Los dos “Pantera” que quedaban en pie no daban crédito a sus ojos. El Hombre se había paralizado ante la visión, pero Gin había empezado a apretar los dientes y el mango de su espada. El Hombre pensó que esta situación se le había escapado de las manos en los pocos segundos en los que había durado la confrontación, hacía exactamente dos minutos todo estaba tranquilo. Ahora podría venírseles encima una guerra de tremendas dimensiones si no hacía algo. La piel de Gin estaba poniéndose cada vez más roja de rabia, pero El Hombre no cayó en su enfado hasta que fue demasiado tarde. ¿A qué mafia pertenecerían?
Que Gin se enfadara no le convenía, y menos justamente ahora.
-Ninguno de vosotros dos se merece que le respete igualando el combate después de traicionar de esta manera una lucha de iguales. Y la muerte de esos tres buenos hombres es la firma que habéis puesto en vuestro testamento-.
Mierda. No, no, no…pensó El Hombre. Si mataban a alguno significaba que aceptaban la declaración de guerra, y eso sí que sería el broche de la hecatombe.
Gin empuñó la espada hacia delante y flexionó sus rodillas mirando fijamente a los hermanos asesinos. El gordo no se estaba enterando de nada, acostumbrado a ver su misión cumplida cuando se disipaba el Smoke wall.
Inmediatamente, Gin se lanzó con una explosión de sonido hacia sus adversarios, dejándoles en el rostro una expresión de perplejidad. Al llegar allí golpeó al Pindell que sostenía al aprendiz, muy malherido, destrozando su defensa con una diagonal de su espada.
Lo mató de un golpe.
Antes de que el tiempo volviera a correr, golpeó al segundo hermano, que se había levantado ante el ataque. De nada le sirvió la bocanada de humo que intentó dar, porque obtuvo el mismo trato que su hermano.
El Smoke wall se disipó ante la muerte de sus creadores, y lo que vio el gordo no le gustó nada.
Dragón y El Hombre se quedaron petrificados.
Gin sostenía la espada con una mano y respiraba fuertemente. Intentando tranquilizarse.
El Hombre sabía lo que iba a pasar por culpa de que Gin se enfadara.
El ambiente estaba completamente en tensión, y entonces, el espadachín, se durmió.

3 comentarios:

Vicente dijo...

Bueno ya lo he leido y te digo que promete, jeje.
Por cierto hay cierta similitud de esto "Por la puerta estaba entrando un anda llevada por cuatro hombres, y encima de ésta, se aposentaba un gordo" y el gordo de la pelicula de 300, lo habasi pensado o no? jejej

Seguiremos leyendo los capitulos ;D

Levi dijo...

Jaja no me habia dado cuenta pero si te paras a pensar seguro que se sacan mas cosas XD... con k os guste soy feliz jaja

ÄkÛmÄ dijo...

puff a este blog li fa falta un rediseny made in charly, el color vert del borde es masa uniforme, nia que arreglarlo en una image de one piece xD.
maldito levi tu y la historieta, al final me la faras llegir y tot

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